Segundo Libro Clásico El Justo Medio 

* La situación en que nos hallamos cuando todavía no se han desarrollado en nuestro ánimo la alegría, el placer, la cólera o la tristeza, se denomina "centro". (Esta es doctrina común que ha presidido la reflexión del pensamiento del Imperio del Centro. No era un centro geográfico, como pensaron los occidentales para acusarlos de megalómanos al pretender, en su opinión, ocupar el centro de la tierra. Se quedaron cortos, ellos se referían al centro como al del universo. Y tenían razón, de acuerdo con la lógica del Tao, pues por cualquier punto pasa el eje del universo, pero esto son palabras mayores que nos alejarían de nuestro cometido). En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin sobrepasar cierto límite, nos hallamos en un estado denominado "armónico" o "equilibrado". (Nada es posible sin la participación de las pasiones y de los instintos, tan demonizados por una decadente versión ascética del cristianismo. Todo depende del justo medio, de la proporción y de la armonía.) El camino recto del universo es el centro, la armonía es su ley universal y constante.
* Cuando el centro y la armonía han alcanzado su máximo grado de perfección, la paz y el orden reinan en el cielo y en la tierra, y todos los seres alcanzan su total desarrollo. (Síntesis y clave de todo el pensamiento de Confucio).
* El hombre noble, cualesquiera que sean las circunstancias en que se encuentre, se adapta a ellas con tal de mantenerse siempre en el centro. En cuanto conseguía una nueva virtud, se apegaba a ella, la perfeccionaba en su interior y ya no la abandonaba en toda la vida.
* Mucho más excelente es la virtud del que permanece fiel a la práctica del bien, aunque el país se encuentre carente de leyes y sufra una deficiente administración.
* El camino recto, o norma de conducta moral, debemos buscarla en nuestro interior. No es verdadera norma de conducta la que se descubre fuera del hombre, es decir, la que no deriva directamente de la propia naturaleza humana. (Ni, por lo tanto, la pretendidamente revelada por supuestos dioses, producto de nuestra mente).
* Quien desea para los demás lo mismo que desearía para sí, y no hace a sus semejantes lo que no quisiera que le hicieran a él, éste posee la rectitud de corazón y cumple la norma de conducta moral que la propia naturaleza racional impone al hombre.
* La perseverancia en el camino recto y la práctica constante de las buenas obras, cuando han alcanzado su grado máximo de perfección, producen óptimos resultados; del mismo modo, el fiel cumplimiento del deber dará lugar a beneficios sin límite, siendo su causa unas fuerzas de naturaleza sutil e imperceptible.
* Existen cinco deberes fundamentales, comunes a todos, y tres facultades para practicarlos. Estos deberes se refieren a las cinco relaciones siguientes:
las relaciones que debe existir entre el príncipe y los súbditos,
entre el padre y sus hijos,
entre el marido y la esposa,
entre los hermanos mayores y los menores, y
entre los amigos.
El recto comportamiento en estas cinco relaciones constituye el principal deber común a todos los hombres. (La piedad familiar, clave del pensamiento chino. Hoy sonará a algunos como extravagante, y no lo es tanto. O lo es menos que algunas parodias de la relación familiar).
* Para el buen gobierno de los reinos es necesaria la observancia de nueve reglas universales: el dominio y perfeccionamiento de uno mismo, el respeto a los sabios, el amor a los familiares, la consideración hacia los ministros por ser los principales funcionarios del reino, la perfecta armonía con todos los funcionarios subalternos y con los magistrados, unas cordiales relaciones con todos los súbditos, la aceptación de los consejos y orientaciones de sabios y artistas de los que siempre debe rodearse el gobernante, la cortesía con los transeúntes y extranjeros, y el trato honroso y benigno para con los vasallos. (¿Acaso no es todo esto aplicable al gobierno de una universidad, de un Imperio, o de una empresa?)
* Si antes de ponernos a hablar determinamos y escogemos previamente las palabras, nuestra conversación no será vacilante ni ambigua. Si en todos nuestros negocios y empresas determinamos y planeamos previamente las etapas de su desarrolo, conseguiremos con facilidad el éxito. Si determinamos con la suficiente antelación nuestra norma de conducta en esta vida, en ningún momento se verá nuestro espíritu asaltado por la inquietud. Si conocemos previamente nuestros deberes, nos resultará fácil su cumplimiento. (Muchas veces, el problema para los jóvenes actuales es que no saben a qué atenerse, viven en una anomia que les desconcierta. A pesar de la sinceridad de su empeño).
* El que no es fiel y sincero con sus amigos, jamás gozará de la confianza de sus superiores.
* Cuando el hombre prudente es elevado a la dignidad de un gobierno, no se enorgullece ni envanece por ello; si su posición es humilde, no se rebela contra los ricos y poderosos. Cuando el reino es administrado con justicia y equidad, bastará su palabra para que le sea conferida la dignidad que merece; cuando el Reino sea mal gobernado, y se produzcan disturbios y sediciones, bastará su silencio para salvar su persona.
* Todos los seres participan en la vida universal, y no se perjudican unos a otros. Todas las leyes de los cuerpos celestes y las que regulan las estaciones se cumplen simultáneamente sin interferirse entre sí. Las fuerzas de la naturaleza se manifiestan tanto haciendo deslizar un débil arroyo como desplegando descomunales energías capaces de transformar a todos los seres, y en esto consiste precisamente la grandeza del cielo y de la tierra. 
* El sabio pretende que sus acciones virtuosas pasen desapercibidas a los hombres, pero día por día se revelan con mayor resplandor con su conducta; por el contrario, el hombre inferior realiza con ostentación las acciones virtuosas, pero se desvanecen rápidamente. La conducta del sabio es como el agua: carece de sabor, pero a todos complace; carece de color, pero es bella y cautivadora; carece de forma, pero se adapta con sencillez y orden a las más variadas figuras.(Pensamiento taoísta básico).
* Contrólate a ti mismo hasta en tu casa; no hagas, ni aún en el lugar más secreto, nada de lo que puedas avergonzarte. (Norma certera y saludable).
* Sin ofrecer bienes materiales el sabio se gana el amor de todos; sin mostrarse cruel ni encabezado, es temido por el pueblo más que las hachas y las lanzas.
* La pompa y la ostentación sirven de muy poco para la conversión de los pueblos

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