La corrupción de la democracia, de José Vidal-Beneyto. Prólogo de F. Mayor Zaragoza (Ed. Catarata, 2010)

“Trabajador incansable, pensaba y escribía urgido siempre para lograr que la humanidad se anticipara, que no hubiera fatalismos. Porque aborrecía lo inexorable”, escribe Mayor Zaragoza en su bello prólogo. “A su manera. Cada cual debe vivir a su manera, nunca copiada o dictada. Ser ciudadanos del mundo, con sus propias preguntas, en ningún caso impuestas ni prestadas, para vivir en un contexto genuinamente democrático, de participación, de representación auténtica, continuamente atenta a la voz del pueblo”.
Tenemos que llenar, como él lo hizo, nuestra vida de “este puro volar sin hora quieta”, como escribía Salinas. “Cuando el hombre cansado, el tren cansado, /… amor cansado paran,/ traicionan al mundo, porque cejan/ en el deber supremo, que es seguir”, como el Maestro Vidal-Beneyto lo hizo, sin rendirse.
Los textos que articulan esta obra han sido sometidos a un obstinado proceso de reelaboración hasta convertirla en un “dispositivo de ataque, un arma de guerra”. Un arma de guerra contra las amenazas y riesgos que pueden poner fin a los cimientos de nuestra existencia colectiva, más peligrosa aún en tiempos en que la corrupción nos ha convertido en comparsas inermes situados al “margen” de los centros en donde se decide la suerte de los pueblos.
Una corrupción que pervierte la naturaleza y los fines de la vida política, la realidad económica, las prácticas sociales, las acciones de gobierno, la esfera del ocio, el mundo del trabajo… Un libro que encarna la voluntad de resistencia crítica de su autor, así como de su radical independencia de criterio. Una apuesta por la protesta con propuestas alternativas, por la resistencia y el compromiso, por la libertad radical de todos los seres y su derecho a ser ellos mismos y a poder convivir en una paz que sea fruto de la justicia.
Escribe su amigo y admirador Mayor Zaragoza en el prólogo, Vidal-Beneyto “nos ha dejado un legado de lucidez, de espíritu de lucha, de insumisión, de tesón y tozudez para procurar que no recorramos dócilmente los senderos que nos trazan, para hacer posible que el futuro sea el de nuestro anhelo de conciliación, de solidaridad, de paz y no el que diseñan, desde turbias instancias, quienes han hecho de la Tierra un mercado” y de los seres humanos objetos de mercadeo buenos para ser explotados. Todo con el sagrado mantra de que “cuanto más, mejor” en la consecución de beneficios, a toda costa, caiga quien caiga y aunque se desmorone nuestro medio ambiente, y toda posibilidad de vivir en paz y con la dignidad que a cada uno nos corresponde como seres humanos. Porque la Tierra no pertenece al hombre sino que el hombre pertenece a la Tierra que sus nietos le han confiado para su custodia.
Que nuestro homenaje al luchador comprometido con el derecho de todos los seres a una calidad de vida digna; movilizados a favor de la justicia social, sembrando, sin desmayo, en terrenos abonados como en pedregales… evoquemos las palabras que campean en el inicio de su prólogo:
 
”Però la nostra missió és parlar.
Donar llum a la paraula.” De Miquel Martí
(Sin embargo, nuestra misión es hablar. Dar luz a la palabra)

José Carlos Gª Fajardo

Este artículo fue publicado en el Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) el 14/05/2010