La Iniciativa de Goré

La trata de esclavos y el genocidio indio fueron crímenes contra la humanidad y Africa exige su reparación porque "los crímenes contra la humanidad no prescriben". Esta fue la conclusión fundamental de la "Iniciativa de Goré", en Senegal, donde se reunieron, a finales de junio, representantes de toda Africa y del mundo libre para exigir reparación por los crímenes de la trata de esclavos que ocasionó, según los historiadores, más de 140 millones de víctimas africanas. El título de la Iniciativa es "Esclavitud, colonialismo y reparación".
Ante los cinco millones de víctimas del Holocausto, el genocidio de poblaciones negras africanas durante tres siglos supone una monstruosidad equiparable al exterminio sistemático de las poblaciones indias en América del Norte por parte de los conquistadores y colonizadores procedentes de Europa.
Ahora le ha tocado el turno a Africa, a pesar de la oposición encarnizada de la Administración americana representada por su secretario de Estado, el descendiente de esclavos africanos, Colin Powell. No hay peor cuña que la de la misma madera cuando se trata de intereses económicos. El movimiento a favor de la condena y la reparación por la trata de esclavos exige el reconocimiento de que la deuda externa ya está pagada con creces pues el genocidio fue fundamental para el atraso y empobrecimiento de los pueblos africanos y para el desarrollo de las sociedades capitalistas.
El ex presidente argelino, Ahmed Ben Bella, que presidió la reunión en Goré, antigua isla donde concentraban a los esclavos que habían de ser embarcados para América, acaba de pedir a Occidente que reconozca la trata de esclavos como "crimen contra la humanidad". Para Ben Bella la petición de perdón sería una terapia, ya que aliviaría a las antiguas potencias coloniales del peso de su culpa.
El político argelino se reunió con los representantes de los medios en Ginebra para informar sobre las negociaciones que se llevan a cabo en la sede de la ONU para consensuar una declaración para la próxima Conferencia Mundial contra el Racismo de Durban (Suráfrica) que tendrá lugar en septiembre y que corre el peligro de ser saboteada por los representantes occidentales que temen a las consecuencias de reconocer que gran parte del progreso de las potencias occidentales se debe al expolio de mano de obra y de recursos del continente africano.
Sin embargo los responsables europeos deberían aceptar las reparaciones, no como una sanción, sino como una etapa en el reconocimiento de la deuda multisecular que tiene el Norte con Africa por lo que "no puede seguir pagando el pesado tributo que le impuso el sistema esclavista o soportando las desastrosas políticas practicadas por las instituciones emanadas de ese sistema".
El también africano Alioun Tine, del comité coordinador de ONG africanas, dijo que los representantes africanos que negocian en la ONU el texto de Durban rechazaron la última propuesta de la Unión Europea porque no tipifica la trata como "crimen contra la humanidad" sino que se limita a una condena formal de "algunos de los efectos del colonialismo", lo cual no es suficiente.
Ben Bella y Alioun Tine declararon que la falta de reconocimiento explícito del crimen se debe al miedo de quienes se beneficiaron de la esclavitud y se proyecta en la discriminación contra los africanos en los países occidentales y las humillaciones continuas a las que son sometidos.
EEUU amenaza con no participar en la Conferencia de Durban sobre el racismo y la xenofobia si no se retira la exigencia de condenar la trata de esclavos como crimen contra la humanidad. Parece increíble, porque una de las fuentes fundamentales del racismo fue la trata de esclavos y la colonización que despreció a esas poblaciones y las consideró como inferiores e incapaces de progreso en autonomía.
No hay que olvidar que la Conferencia de Durban estará coordinada por el eminente historiador africano, profesor Ki- Zerbó, autoridad mundial en la recuperación y valoración del gran pasado cultural africano.
No se trata de pasar factura a los responsables de los crímenes como si se pudiera borrar el delito, sino de proclamar que la teoría de las falsas supremacías raciales ha llevado a los holocaustos la trata y el colonialismo considerando a las poblaciones africanas como seres infrahumanos, como animales.
Asimismo, exigen que se pida perdón por los crímenes cometidos por los occidentales y sacar las consecuencias jurídicas, lo cual pertenece a los Estados. Existe una deuda enorme con Africa que es difícil de cuantificar en términos de riqueza pero que está en relación con la actual deuda externa que ahoga a las economías africanas.
El patrimonio cultural africano fue mancillado, perseguido y despreciado. Gran parte de la actual situación socioeconómica en Africa se debe a esa sangría en hombres y en riquezas naturales extraídas sin cesar durante estos siglos de acuerdo con los intereses de los colonizadores y no de las necesidades reales de las comunidades africanas. No se puede cooperar en esta banalización del pasado que llega a negar la realidad sin proceder a su revisión y a las reparaciones, que no sanciones, exigidas en justicia.
No tiene demasiado sentido centrarnos en los crímenes cometidos en Chile, Argentina, en la antigua Yugoslavia olvidando esas grandes heridas de la pretendida civilización occidental, cristiana y europea: la trata de esclavos y el exterminio de las poblaciones autóctonas norteamericanas.
Francia y Bélgica ya han reconocido la trata de esclavos como crimen contra la humanidad dando lugar a una jurisprudencia con efectos internacionales. Parece que Portugal y España van a seguir en esta línea mientras que Gran Bretaña se resiste en línea con EEUU que temen la transposición de este tema al de su genocidio indígena. Colin Powell sostiene que los descendientes de las víctimas no pueden aportar testimonio válido sobre las atrocidades cometidas, a diferencia de los judíos supervivientes del Holocausto nazi.
De ahí la Comisión creada en el seno de la Conferencia de Durban para tratar de las reivindicaciones de los descendientes afroamericanos que ha ocasionado el muro de silencio que rodea a esa importante reunión antirracismo en Sudáfrica.
En el fondo, los EEUU no temen tanto a las posibles reparaciones a los pueblos africanos y ni siquiera a los afroamericanos, como que la próxima condena sea la del genocidio que exterminó a las poblaciones indias en el Norteamérica y Canadá y las discriminó en el resto del continente.
El noble discurso occidental sobre los derechos del hombre no puede ser creíble si los Occidentales no reconocen las graves violaciones de esos mismos derechos humanos cometidas en Africa y en América contra los africanos y contra los indios.

José Carlos Gª Fajardo

Este artículo fue publicado en el Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) el dd/mm/aaaa