Reparación debida, ya
Entre
los días 11 y 14 de este mes se celebrará en Dakar un importante
encuentro sobre la Deuda Externa en África y los benditos ajustes
estructurales exigidos por FMI y BM. No vaya a suceder como en el pasado 30 de noviembre en que se cumplió el Aniversario de Seattle (Resist-exist), símbolo de la resistencia contra la globalización. Pasó desapercibido para los medios de comunicación a pesar de que la historia futura lo recogerá como un hito producido en nuestro tiempo. Los árboles no nos permiten ver el bosque, o más bien los dueños de los árboles. En Dakar, se llevará a cabo un encuentro panafricano destinado a discutir las consecuencias de la Deuda y del Ajuste estructural. Por primera vez, representantes de los movimientos sociales de toda África, debatirán sobre el tema de la deuda y sobre los dos decenios de aplicación de los ajustes estructurales, en la intención de elaborar alternativas que posibiliten un desarrollo centrado en las necesidades de la población. Desde hace tres años se han venido realizando campañas sin precedentes de ONGs, confesiones religiosas, sindicatos y otros movimientos sociales, basadas en la recogida de firmas y en movilizaciones mundiales, tendientes a obtener la anulación de la Deuda de los países más pobres. Sin embargo, este inmenso clamor, solo ha obtenido como respuesta "generosos" anuncios del FMI, del BM y de los países más ricos, sin que ninguno de ellos se haya concretado, a excepción del Reino Unido que ha anunciado la condonación de la deuda. África es el continente más afectado. El ingreso por habitante es aquí menor que el de los años 60. El ingreso de 48 de sus países, con casi 600 millones de habitantes, supera apenas al de Bélgica y sus 10 millones de habitantes. Dos decenios de ajustes y de libertad comercial sólo tuvieron como objetivo el reembolso de la deuda y como consecuencia el deterioro de las condiciones de vida de las capas más débiles de la población. Los compromisos de pago de la deuda priman sobre las necesidades vitales de sus habitantes y compromete toda perspectiva de desarrollo. El total de la deuda externa del África Sub-sahariana alcanzaba en 1998 los 210.000 millones de dólares equivalente al 68% del PNB del continente o a 370 dólares por habitante con relación a un PNB promedio inferior a 320 dólares (excluyendo a Sudáfrica). Aunque parezca alucinante la realidad es que millones de seres humanos estarían condenados a trabajar durante todas sus vidas sin lograr saldar nunca una deuda que se renueva sin cesar, como las víboras en la cabeza de Medusa. En dicho año, la misma zona geográfica pagó en concepto de servicios de la deuda 141.000 millones, más del doble de todas sus inversiones en salud. Una evidencia más del estado de las relaciones Norte-Sur y de la dominación ejercida por los países desarrollados sobre un África explotada y exangüe. Dakar 2000 será una oportunidad para realizar el balance de las campañas realizadas y de debatir como continuar las movilizaciones: denunciar el impacto cada vez más pesado de los programas de ajuste estructural sobre el contexto económico, social y humano de estos países, pero también la ocasión de establecer una red entre los movimientos sociales francófonos, anglófonos y lusófonos para luchar por la anulación de una deuda insostenible, injusta e ilegítima. De una vez por todas es preciso pasar la palabra clave: la deuda externa de los pueblos empobrecidos del Sur ya está pagada con creces. Los intereses de los intereses y el cambio unilateral de las condiciones de los pagos han superado cualquier obligación de pago pues nadie tiene que pagar por lo que no debe. En su lugar, es preciso despertar en todo el mundo un movimiento a favor de las reparaciones debidas a los pueblos empobrecidos del Sur por los explotadores de las metrópolis, por los dirigentes de las grandes multinacionales que los han sustituido y por los líderes nacionales corruptos que se han prestado a servir de testaferros para sus nefandas actividades. Frente a la deuda externa se alza el derecho a la reparación por los daños causados durante siglos de ocupación por parte de los europeos y por los representantes de tradiciones religiosas ajenas a sus cosmovisiones que les predicaron e impusieron la resignación y el sometimiento al destino para dominarlos mejor. No es suficiente con un ¡basta ya!. Si no va acompañado de un "¡Reparación debida, ya!" |
José Carlos Gª Fajardo
Este artículo fue publicado en el Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) el 07/12/2000