Siembra de petróleo blanco
Los
crímenes contra la humanidad no prescriben y es preciso perseguir
y juzgar a los responsables aunque desempeñaran la jefatura del
Estado. El "caso" Pinochet ha de pasar a la historia de los
derechos humanos como un gozne fundamental. Pero es preciso analizar sin
prejuicios los datos para no caer en una "caza de brujas" o
en manipulaciones que no favorecerían la justicia de los procesos.
Un juez francés ha instruido la denuncia contra el presidente de
Libia acusado de complicidad en una acto terrorista en 1989. Es evidente que Gadafi no va tener sosiego en su nueva andadura una vez superado el embargo que padecía su pueblo desde 1986. No hay que olvidar que Libia es el país del norte de Africa con el mayor crecimiento económico y la mayor inversión en educación, sanidad, recuperación de tierras desérticas y desarrollo de la agricultura y la industria en los últimos años. Ha "sembrado" su petróleo a diferencia de las oligarquías feudales del Medio Oriente. La mayor conducción subterránea de agua del mundo, para recuperar dos millones de hectáreas del desierto y realojar a habitantes de la ciudad aprovechando la energía de esa obra, ha pasado casi desapercibida para la opinión pública. Gadafi es presidente desde 1969 y la "revolución musulmana y socialista" del Libro Verde, que renegaba del capitalismo y del marxismo, pasó por diversas etapas. Eliminó las bases militares americanas y británicas, impuso limitaciones a las 60 compañías transnacionales instaladas en el país. Creó un sistema de previsión social y asistencia médica gratuita. En cinco años dejó de ser el país más pobre del norte de Africa para alcanzar el ingreso per cápita más alto del continente: 4.000 dólares anuales. Su gran error fue oponerse a la reconciliación entre Egipto e Israel. Con Reagan llegó su desgracia: lo vinculó al terrorismo internacional y en 1981 la Sexta Flota derribó dos aviones libios. En 1986, EEUU bombardeó las ciudades de Trípoli y Benghazi causando decenas de víctimas civiles, entre ellas una hija de Gadafi. Nadie llevó a Reagan a los tribunales. El derribo en 1988 de un avión de la Pan Am, sobre Escocia, recrudeció el embargo y la ONU lo intensificó en 1994. Ya han sido entregados a la justicia los presuntos responsables. Y ahora que el presidente de Libia había acogido a 44 jefes de Estado africanos miembros de la Organización de Estados Africanos a los que animó a llevar a cabo la unidad africana, se produce este nuevo proceso. ¿Quién hubiera dicho que se iban a reunir en Argel Gadafi, Butefflica, Nyerere y Ben Bella? Algo se mueve en Africa y la comunicación entre sus dirigentes se refuerza cada día. Los pueblos no deben pagar por sus dirigentes. |
José Carlos Gª Fajardo
Este artículo fue publicado en el Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) el 17/03/2000