La globalización ataca

Y la sociedad civil tiene que defenderse por todos los medios, comenzando por recuperar el sentido de las palabras.
Ya nadie confunde el "fenómeno global", con las conquistas de la técnica y los avances de las ciencias, que son un hecho, con la "globalización" como actitud de los poderes económicos y financieros que han convertido al mundo en un inmenso mercado. Un poder sin sociedad y sin fronteras, ni respeto por tradiciones, por culturas seculares y por el medio ambiente. La democracia está amenazada por el poder de los mercaderes apoyados en la hegemonía de EEUU que, más bien pronto que tarde, sufrirán en su carne los efectos de este monstruo ingobernable por inhumano.
Los imperios, las culturas y las civilizaciones no surgen de la noche al día: la naturaleza tiene sus exigencias y la felicidad de los seres humanos es el máximo referente. No son mercancías ni recursos ni medios para ningún fin, porque cada ser humano es un fin en sí mismo. No hay pueblos superiores a otros, ni culturas ni civilizaciones, ni religiones. Mucho menos razas o estamentos sociales.
La secretaria de Estado de EEUU, Madeleine Albright, ha puesto negro sobre blanco, en su artículo-manifiesto "No hay fronteras finales" los ambiciosos planes del poder hegemónico que rige al mundo y del que es responsable.
Todo lo cifra en mantener la prosperidad de EEUU y de sus aliados, en aumentar el poder de la OTAN "desarrollando nuevas capacidades y preparándose para nuevas misiones fortalecida por nuevos miembros", cueste lo que cueste, "al haber adoptado un nuevo concepto estratégico para responder a todas las amenazas", cuando esa prepotencia con la máquina de guerra jamás soñada constituye la mayor de las amenazas. Su justificación de que es preciso ese "liderazgo mundial como eje de una economía global en expansión" contra las armas de destrucción masiva y los misiles, oculta que ellos tienen los mayores arsenales del mundo. Lo mismo sucede con la amenaza del narcotráfico cuando son los mayores compradores de drogas y sus entidades bancarias los blanqueadores de sus beneficios.
Junto a logros indiscutibles, no se pueden ocultar las graves deficiencias del sistema norteamericano: su enorme deuda, sus bolsas de pobreza, sus poblaciones marginadas, su récord en población carcelaria y en asesinatos legales después de la tortura psicológica en los corredores de la muerte.
La seguridad no se puede conseguir a cualquier precio, confundiendo la paz con el silencio de los cementerios.

José Carlos Gª Fajardo

Este artículo fue publicado en el Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) el 25/02/2000