El sol que se pone

De la amenaza de la bomba nuclear hemos pasado a la amenaza de la bomba social. La explosión demográfica potencia el deterioro social convirtiendo en pobres severos a dos quintas partes de la población del mundo. En Latinoamérica uno de cada dos habitantes se encuentra en situación de pobreza. En Africa las cifras se disparan y el sudeste asiático es un enigma lleno de presagios pues, junto a los estados dragón con un crecimiento espectacular (Japón, Taiwan, Corea, Singapur y Vietnam), se encuentran ingentes masas humanas que pueden ponerse en movimiento sin norte conocido. Nunca el planeta estuvo en una situación más próxima a la destrucción del ecosistema, la extinción de millones de personas y un cambio de paradigma que podría destrozar todos los logros de la humanidad en lugar de abrirse a nuevos modelos que antepongan lo social a lo estatal, lo humano a la servidumbre de la tecnocracia y la felicidad al triunfo de un crecimiento descontrolado.

La Cumbre mundial sobre Desarrollo Social se celebrará en Copenhague del 6 al 11 de marzo. Más de cien Jefes de Estado y de Gobierno han anunciado su existencia así como representantes de 2.500 ONG y millares de expertos y de líderes del mundo entero. Allí estarán los medios de comunicación, pero nosotros correremos el peligro de que nos manipulen la información, como en la Conferencia de El Cairo, en servicio de intereses concretos que distraigan la atención del objeto de la Cumbre: lucha contra la pobreza identificando los factores políticos, económicos y sociales para un desarrollo sostenible respetando el medio ambiente con el que está íntimamente relacionado.

Es preciso que la Cumbre Social encuentre un nuevo modelo para las relaciones sociales y económicas entre naciones, pueblos y comunidades a fin de lograr la paz, la estabilidad y la justicia.

Es lamentable que se siga considerando a la gente "pobre" sólo como víctimas que necesitan ayuda en vez de como ciudadanos que tienen derecho a su desarrollo y a los derechos civiles, políticos, económicos y culturales por el hecho de ser personas.
La Coordinadora de ONG para el Desarrollo ha hecho pública una resolución en la que se exponen las expectativas ante la Cumbre Social.

En ella se afirma que la tesis de que el crecimiento de la economía por sí solo termina por dejar beneficios a los pobres ("trickle down economics") no funciona ni en el Norte ni el Sur. Los beneficios que han obtenido los pobres del mundo de los experimentos sociales de los Chicago Boys en su relanzamiento neoliberal de la economía en ciertos países es de sobra conocido. Los programas de ajuste estructural orientados al crecimiento basado en la exportación y que no tienen en cuenta la distribución de la riqueza ni la sensibilidad ecológica han perjudicado a los pueblos más pobres.

Para muchos países la carga de la deuda externa es el mayor obstáculo para el desarrollo social. Asimismo, es preciso reconocer el derecho de los países a establecer políticas nacionales con respecto a la alimentación y a la agricultura a fin de erradicar el hambre y garantizar la seguridad alimentaria. No se deben permitir las patentes sobre formas de vida.

Los gobiernos deben dirigir sus políticas económicas al logro de un desarrollo económico sostenible y no simplemente al crecimiento a corto plazo que puede privarles del futuro y de la esperanza de una vida digna. La Cumbre Social debería limitar eficazmente el comercio de armas que obligan a comprar a los países más pobres a cambio de sus materias primas.

Durante dos días nos reunimos en la Casa de América representantes de ONG para el Desarrollo con expertos y políticos latinoamericanos para estudiar el papel de los actores sociales: una visión desde Iberoamérica y buscar políticas adecuadas frente a la pobreza. Fue estimulante escuchar a Cristina Alberdi, a Ana Mª Ruiz Tagle y a políticos y expertos afrontar los temas del desarrollo social desde el análisis científico y la sensibilidad de seres humanos abiertos a otros pueblos que padecen las consecuencias de un modelo de desarrollo determinado y que no nos es lícito imponer a nadie.

El broche de oro fue el testimonio que Raimon Panikkar nos dio en la Facultad de Ciencias de la Información en la presentación de su último libro "Ecosofía:para una espiritualidad de la tierra". Más de quinientas personas asistimos emocionados ante las palabras de este sabio que, desde los comienzos de Solidarios, nos alienta y sostiene para no perder el Norte verdadero que coincide con la suerte de los pueblos de un Sur que no nos es ajeno sino entrañable y solidario.

José Carlos Gª Fajardo