Marrakech, una huida
<<No quiero olvidar que estos relatos son escritos de viaje. Notas de la expedición de un grupo de universitarios periodistas a Marruecos. De lo contrario, me entraría un cierto desasosiego por no dar cuenta de todos los detalles, por no reseñar todo lo que nuestros ojos ven y nosotros sabemos... Contra el peligro de intentar escribir una especie de guía se alza el otro de traducir las sensaciones en poemas.>>
Eso dice el autor sobre su propio libro. Y las dos cosas es, si bien más la segunda que la primera. Es un libro de viajes, sí, pero sólo si así consideramos también a la Odisea de Homero. No importa tanto adónde se va, adónde se quiere llegar, sino el viaje mismo, el sabor, el olor, la luz y lo que de todo eso ¿con los lugares y las gentes? obtiene el pensamiento.
García Fajardo, mientras nos lleva de un lugar a otro de Marruecos, recapacita sobre la vida, sobre el placer, sobre la familia, sobre la poesía y sobre la propia facultad del hombre para reflexionar. (Y sobre los toros, el alcohol, el cannabis... tantas cosas.) Es un viaje, pues, lento, sin hacer mucho caso de las señales de tráfico ni de los puntos artificialmente preparados para los turistas de fin de semana. Es un <<Marruecos interior>>, pensado y visto lentamente; un libro, como el propio viaje, para irse deteniendo cuando así es mejor o así apetece.
Sin prisas por llegar.