La caza de talentos en los países del Sur

Los países más industrializados del mundo necesitan importar informáticos, matemáticos, físicos, biólogos e ingenieros. En Alemania han modificado la legislación para conceder permisos de residencia a 20.000 extranjeros expertos en informática. Los grandes centros de la revolución informática norteamericana, Seattle, Silicon Valley, Nueva York y Washington, han abierto sus puertas a talentos extranjeros que suplan el déficit de universitarios nacionales bien preparados. Muchos de esos universitarios de origen asiático y africano se habían formado en EEUU y se les facilitaron los papeles para que fijaran su residencia. Pero otros muchos están siendo reclutados en sus universidades de origen propiciando una auténtica fuga de talentos en países que los necesitan desesperadamente para su incorporación a la nueva sociedad de la globalidad y de la comunicación. Se basan en becas ofrecidas por grandes empresas como Microsoft, AOL, AT&T, Bell, Oracle o Yahoo cuya alta tecnología exige una incesante renovación en sus filas que hoy pueblan miles de chinos, paquistaníes, indios, filipinos, coreanos, indonesios o malasios. Para estos jóvenes de alta preparación no existe discriminación racial.
Se concedes permisos de cinco años para exprimir al máximo la capacidad de innovación que suele producirse entre los veinte y los treinta años. A quienes se integran en el sistema se les facilita la estancia permanente para que desarrollen esas ideas rompedoras propias de la juventud de personas y de pueblos emergentes.
En Francia, Gran Bretaña, Holanda y Bélgica se captan universitarios extranjeros que suplan el declive demográfico y la calidad intelectual de sus estudiantes en sociedades minadas por el consumismo.
La revolución tecnológica produce un mundo nuevo en el que no basta sólo el conocimiento sino que se precisa una nueva actitud intelectual que promueva la innovación, que impulse la creatividad y desarrolle la iniciativa personal.
La Administración de EEUU ha propuesto un incremento de 200.000 visados para extranjeros cualificados. Los llamados H-1B para extranjeros que hayan terminado carreras relacionadas con las ciencias y la tecnología.
Es escandaloso que los estados del norte pretendan ayudar al “desarrollo” de los países emergentes, mediante el envío de sus excedentes, que cargan en la insoportable “deuda externa”, mientras van a la caza de jóvenes talentos que son imprescindibles para el desarrollo endógeno de sus países.
Junto a la venta de armas y a la imposición de precios para sus materias primas, la sangría de sus jóvenes más preparados dicen que obedece a las sacrosantas leyes del mercado. Habrá que apostar por la apostasía ante una religión que antepone la economía a los derechos humanos.

José Carlos Gª Fajardo

Este artículo fue publicado en Mestizaje, de Diario 16 el 01/08/2003
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