RETAZOS 042 Prodigios
No
pocas veces nuestra angustia existencial genera una insatisfacción
que afecta a nuestro ser, y hasta puede tener manifestaciones somáticas.
Que si Dios existe o no existe, que si el problema del mal, el éxito,
la riqueza, el dolor o la muerte. Así andamos corroídos por
la abulia y el desasosiego. Recuerdo la historia de un hombre que caminaba por el bosque lleno de tristeza porque no encontraba sentido a su vida. La melancolía lo dominaba cuando, de repente, encontró una hermosísima esmeralda en el suelo. La cogió, la limpió y se embelesó en su belleza, profunda de mares y de océanos, que lo atraía hasta que sus lágrimas de emoción vieron en aquella hermosura sin fin el rostro de una mujer que lo conmovió profundamente. - Soy el espíritu benefactor del bosque, - le dijo al hombre -, puedo concederte lo que me pidas, hombre triste. - ¡Maravilloso ser que sosiegas tan sólo con tu mirada! Concédeme aquello que te parezca mejor. Y el hada respondió: - ¡Pero si eso fue lo mismo que me pediste cuando eras un sapo y te convertí en hombre! Tu egoísmo te impide contemplar, en cada instante, la belleza que tienes y que te rodea. |
José Carlos Gª Fajardo
Este texto pertenece a la serie 'Retazos de Sergei', una colección de
cuentos orientales adaptados a nuestro tiempo