RETAZOS 059 Sergei en la medina Azzahra

Abderramán III, primer califa de Córdoba, fue una de las personalidades más importantes de todos los tiempos. Vivió en medio de un gran lujo y rodeado de las mentes más claras de su tiempo. Al final de su vida, en 961, hizo venir junto a su lecho de muerte a su hijo y heredero, Alhakem II, y le confió con un inmenso cansancio:
- He vivido en medio de la gloria y de la riqueza, he vencido en mil guerras y muero en mi lecho rodeado del respeto, la admiración y el temor de muchos reyes. Pero, en mis setenta años de vida, sólo recuerdo seis días de felicidad. No lo olvides.
- ¡Imán de todos los creyentes, no lo olvidaré y pediré a mi eslavo, Sergei, que me lo recuerde cada día!
Sergei se lo recordaba cada amanecer, al descorrerle las cortinas de brocado para dar paso al nuevo día.
- Tu padre sólo conoció seis días de felicidad seguidos. ¡Vive a tope, Conductor de los creyentes!
- Mi padre no dijo eso, Sergei.
- Mira, gran Señor, en mis largas correrías por China, los Maestros me enseñaron que la felicidad no existe. Existen instantes de felicidad que hay que saborear para que no se olviden y puedan acudir en los momentos de tribulación. 
- ¿Qué hacer Sergei? ¿Cómo conducirme? He dejado el gobierno en manos de mis visires y me dedico a la contemplación, a las artes y a la poesía.
- ¡Feliz tú, que puedes! Aún así, procura que dure más la sensación de felicidad que poner interés en ser tan feliz.
- Sí, lo que importa es el equilibrio. ¡"Vámonos a Medina Azzahra que, mientras yo contemplo, tú te entretienes con los alcorques".

José Carlos Gª Fajardo


Este texto pertenece a la serie 'Retazos de Sergei', una colección de cuentos orientales adaptados a nuestro tiempo