RETAZOS 062
Sergei no guarda piedras
A Sergei, como a todo ser humano, a veces le daban ramalazos de pánico. Así, un día en que caminaba con el Maestro por el bosque, éste lo envió a buscar agua a un barranco. Sergei bebió como un oso y luego subía silbando tranquilamente cuando surgió un tigre feroz. Sergei se volvió loco, no se le ocurrió más que ponerse a correr en círculo hasta que agarró al tigre por la cola. El tigre estaba furioso con aquel peso proveniente de la estepa rusa, y recastado entre mongoles. Prefirió perder la cola antes que sentir encima el peso de Sergei. - Maestro, ¿cómo matan al tigre los más valientes?, - preguntó con algo de jactancia. - Los héroes, - respondió el Venerable -, lo hacen partiéndoles la cabeza, los menos valientes lanzan el venablo a distancia y los cobardes se apoderan de su cola. - ¡Pero, Maestro!, -replicó confuso Sergei-, ¡si lo he puesto en fuga! - Mira, Sergei, escucha esta historia que le sucedió a Confucio. Él también tenía un discípulo algo torpe, no como tú que sólo eres algo distraidillo. Pues bien, un día, le ocurrió lo que a ti y le molestaron tanto las palabras que te acabo de repetir que escondió una piedra en el bolsillo. - ¿Qué pretendía hacer con ella? - Te lo puedes imaginar. El caso es que aquel badulaque le volvió a preguntar a Confucio: "¡Maestro! ¿Cómo matan los más valerosos? Confucio le respondió: "Los más valerosos matan con el pincel, los menos valientes lo hacen con la lengua... - ¿Y los cobardes? - preguntó Sergei. - Eso es lo que preguntó el otro a Confucio y éste le respondió: "Esos matan con la piedra en el bolsillo". - Maestro, sollozó Sergei, ¿no creerás que albergo en mi corazón semejantes sentimientos? ¿Verdad? - Ni por un momento, mi querido Sergei, pero al del cuento no le fue mal. Se postró ante Confucio, completamente conmovido, y desde aquel día se convirtió en el discípulo más fiel y más brillante del autor de las Analectas. - ¡Uff! |
José Carlos Gª Fajardo
Este texto pertenece a la serie 'Retazos de Sergei', una colección de
cuentos orientales adaptados a nuestro tiempo