Retazos, un comienzo

- Maestro, bajo un farol de la plaza del mercado, estaba una mujer llorando y desesperada porque no encontraba una moneda que se le había perdido en su casa.
- “¿Pero no sería más lógico, -le dije-, buscar en donde se perdió?”
- “¡Ignorante!”, - me respondió.- ¿Acaso no ves que aquí hay más luz?” Y me fui corrido.
- Es una antigua historia que se le atribuye a Nasrudín, el gran sufí amigo de Tamerlán. Pero también se la atribuyen a otros. Las historias no pertenecen a nadie sino a quien las precisa para condensar una idea o hacer reír a quién se encuentra despistado, mientras tú le envías un mensaje que hará su camino según la disposición del corazón y la estabilidad de la mente.

José Carlos Gª Fajardo


Este texto pertenece a la serie 'Retazos de Sergei', una colección de cuentos orientales adaptados a nuestro tiempo